Artículo histórico

Una visión «incorrecta» sobre Chaves Nogales

José Luis Salado

Un equilibrista: el Sr. Chaves Nogales. A la lista de los
caballeros aparentemente españoles que se obstinan ahora, por
encima de todo, en permanecer alejados de la contienda que estamos
viviendo más o menos directamente los españoles de verdad; a la
lista –¡ay, cada día más nutrida!– de los Baroja, los Pepe Ortega, los
Azorín, los Pérez de Ayala, hay que añadir hoy un neutral más: el
señor Chaves Nogales (D. Manuel). Sí, no se asombren ustedes: el
exdirector de Ahora –exdirector desde el 7 de noviembre; que conste
bien el pequeño dato–, el autor de Un pequeño burgués en la Rusia
Roja (1929) –libro, por cierto, que la Junta de Burgos hubiera subvencionado
con verdadero placer–, está haciendo equilibrios en la
cuerda floja de la neutralidad. De una neutralidad que casi siempre
supone inclinarse del lado faccioso, como ha hecho ahora –después
de quince o veinte artículos ambiguos en La Nación, de Buenos
Aires– el romántico autor de AMDC (Pérez de Ayala). Y que es lo
que hará el Sr. Chaves Nogales tan pronto como se decida a tomar
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carrerilla. Lo que está haciendo ahora es un entrenamiento tímido.
Preparativos para el día de mañana, en efecto. A saber: el Sr. Chaves
Nogales dice ahora –acaba de decirlo, por lo menos en La Dépêche,
de Toulouse– que «la guerra toca a su fin en España porque los
dos ejércitos combatientes están ya agotados»1. Mañana –cuestión
de días– el Sr. Chaves Nogales dirá muy seriamente que el ejército
de Franco es el que tiene razón. Así empezó también el Sr. Baroja.
Y el Sr. Pérez de Ayala. Y el Sr. Martínez Ruiz. Así han empezado,
efectivamente, todos los neutrales. Pero, se le ocurre preguntar a
uno, ¿qué es lo que sucede tan pronto como se pasa la frontera? (Tan
pronto como se pasa –inciso que no está de más– con un pasaporte
concedido a base de airear en los cándidos despachos oficiales
un antifascismo perfectamente camuflado). Es decir, el Sr. Chaves
Nogales, que vivió como director de periódico los días anteriores al
7 de noviembre, ¿se ha olvidado ya de que lo que se está ventilando
ahora en España es, por encima de todo, una guerra auténtica de
independencia? ¿Se ha olvidado ya de los primeros bombardeos de
Madrid? Siquiera los ataques más fuertes de la aviación extranjera,
aquellos de los dos primeros meses de asedio a la villa heroica, le
pillaron refugiado prudentemente en la rambla de Canaletas.
Claro, estos son los inconvenientes de marcharse con demasiada
prisa. Si el Sr. Chaves Nogales (D. Manuel) se hubiese quedado aquí
a cumplir con su obligación, habría visto que el Ejército popular no
puede hallarse agotado, acabadito de estrenar. Ahora, por ejemplo,
nosotros estamos estrenando disciplina. Y mando único. Y muchas
cosas más que el apresurado exdirector de Ahora, puesto a hacer literatura
neutral para los lectores de Toulouse, no puede ni sospechar
siquiera. Inconvenientes, en efecto, de marcharse del teatro antes de
que acabe la función. Siempre hay que esperar el desenlace. A veces
el desenlace vale más –mucho más– que el prólogo. Que es, precisamente,
lo que está ocurriendo aquí ahora…
Eso sí, cuando la guerra se acabe, ya vendrá el Sr. Chaves Nogales
(D. Manuel) a que se la cuente cualquier «maestro Juan Martínez»2
de los que han estado aquí. Ahora bien: eso tendrá que ser también
para los lectores de Toulouse. Lo que es a nosotros el biógrafo de
Belmonte no nos engaña más que una vez.

1. L a colaboración de Chaves Nogales con La Dépêche se mantuvo desde
1937 hasta 1939. El artículo al que hace referencia José Luis Salado se publicó el
27 de mayo de 1937. Véase Crónicas de la guerra civil, ed. Mª Isabel Cintas Guillén,
Sevilla, Espuela de Plata, 2011, pp. 43-48. Consúltese también el publicado
el 1 de octubre de 1937, pp. 54-59.

Tiro al blanco, La Voz,8 de junio de 1937

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