Gil Toll
Lo escribió Pedro Sáinz Rodríguez, un diputado derechista durante la República que sería el primer ministro de educación de Franco, en sus memorias publicadas en 1973. “Se editaba entonces en Madrid un diario titulado La Tierra, periódico extremista de izquierda, que en este asunto de Casas Viejas atacó ferozmente al Gobierno. Esta campaña –se sabe ahora porque yo creo conveniente revelarlo- fue impulsada por las derechas. Yo, personalmente, redacté algunos de los artículos que se publicaron en La Tierra, y el señor Cánovas Cervantes, director y propietario del periódico, se citaba conmigo en la rinconada que hace el callejón del Arenal ya mencionado, enfrente de la librería de los Bibliófilos. Como yo frecuentaba tanto la oficina de Sangróniz como la librería, me era muy fácil fijar una hora determinada en que nos hacíamos los encontradizos, y allí recibía Cánovas Cervantes un sobre en el que iban las directrices de la campaña, textos redactados por nosotros y una muestra de nuestro agradecimiento por esta colaboración política.”
Santiago Cánovas Cervantes era conocido en Madrid con el apodo del Nini, que se refería a la fallida comparación con Antonio Cánovas del Castillo o Miguel de Cervantes: Ni Cánovas ni Cervantes, Nini. La invención del apodo se atribuye a la afilada lengua de Jacinto Benavente.
Según el historiador Enric Ucelay da Cal, La Tierra había sido fundada en 1930 por el Nini para servir a la Confederación Nacional Católica Agraria, pero esos planes no llegaron a cumplirse. Al producirse el cambio de régimen en 1931, el director trataba de conseguir inversores de carácter conservador. Se cuenta que el 14 de abril entró en la redacción del periódico uno de sus colaboradores y que lanzó el victorioso grito de ¡Hemos ganado! A lo que el Nini habría correspondido con un lacrimógeno ¡Estoy arruinado!
Cánovas Cervantes vivió una evolución ideológica que le llevó a simpatizar con el anarquismo y a rechazar la república por burguesa. Según Ucelay da Cal, Cánovas Cervantes habría aceptado dinero de los anarquistas para publicar entrevistas a García Oliver y a Durruti. Juan García Oliver cita una entrevista con Eduardo de Guzmán para La Tierra el 3 de octubre de 1931 en sus memorias tituladas El eco de los pasos, aunque no menciona ningún pago. Sea como fuere, Cánovas Cervantes se acercó tanto al anarquismo que pasó a Solidaridad Obrera tras el cierre de La Tierra en 1935. En La Soli publicó un artículo sobre los hechos de Casas Viejas que quedó recogido en un libro recopilatorio. Allí afirma que en Madrid se conoció la ejecución de un grupo de anarquistas por la Guardia Civil en Casas Viejas por rumores que circularon y que “un diario que entonces se distinguía en sus campañas contra el social enchufismo, envió a uno de sus más destacados redactores que, corriendo graves peligros, llegó a Casas Viejas, iniciándose la publicación de una serie de reportajes que se transformaron más tarde en cruzada contra el gobierno anti proletario, dando lugar a la inmediata intervención del Parlamento”.
Añade en otro pasaje que “la campaña derechista por la represión de Casas Viejas era una estupidez que ponía al descubierto la falta de capacidad de estos elementos que continuaban siendo la más seria perturbación.”
El periódico al que se refiere Cánovas Cervantes era La Tierra y el destacado redactor era Eduardo de Guzmán, redactor jefe del periódico, que escribió numerosas crónicas de los hechos ocurridos en Casas Viejas.
Eduardo de Guzmán publicó en 1985 el libro Historias de la prensa en el que hace un particular viaje por el periodismo español con una breve parada en el diario La Tierra, “revolucionario más que izquierdista, tropieza con tantas y tales dificultades durante los tres primeros años de su existencia, que en diez o doce ocasiones distintas está a punto de desaparecer”.
Esta habría sido una gran ocasión para que Eduardo de Guzmán desmintiera las palabras de Sáinz Rodríguez publicadas unos años antes, pero no lo hizo. Murió en 1991 sin dejar escrita su opinión sobre las afirmaciones de Sáinz Rodríguez.
Unos años más tarde, en 2007, el historiador y columnista de El País, Antonio Elorza publicó un comentario en ese periódico en el que daba por probada la compra de voluntades de La Tierra por la derecha a propósito de los hechos de Casas Viejas. Entonces sí se produjo una reacción, la de la viuda de Eduardo de Guzmán, Carmen Bueno, que negó el carácter derechista del periódico y citó a Pravda, que en 1937 calificaba de fascista a La Tierra y a Cánovas Cervantes.
Antonio Elorza replicó a Carmen Bueno citando las memorias de Sáinz Rodríguez como argumento definitivo.
Hasta aquí los testimonios de los protagonistas de los hechos. La interpretación que podemos hacer ante la falta de pruebas que apoyen las afirmaciones de Sáinz Rodríguez debe descontar algo del tono de un jerifalte franquista refiriéndose a los que sin duda consideraba unos parias perdedores. Así, la afirmación de que suministraba directrices sobre cómo llevar adelante la campaña de descrédito del gobierno de Azaña parece del todo desmedida. Sí hay que constatar la coincidencia en la crítica al gobierno de Manuel Azaña de conservadores y anarquistas en 1933, por lo que era posible la colaboración. Los que conocieron a Eduardo de Guzmán no dudan en su integridad de carácter, mientras que los que han seguido la trayectoria de Cánovas Cervantes sí constatan su volubilidad. El apoyo económico de Sáinz Rodríguez a La Tierra pudo permitir la supervivencia de la publicación, que pasó grandes apuros en los primeros años como apunta Guzmán. Ello no habría influido en la pluma del periodista, sino que simplemente habría facilitado la posibilidad de ver la luz a sus artículos. Otro asunto son los textos que hubiera redactado Sáinz Rodríguez y que se hubieran publicado en La Tierra. Las páginas del periódico están repletas de notas informativas y comentarios editoriales sin firma, por lo que alguno de ellos podría haber salido de la pluma del político derechista y pasar como un contenido propio.
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