Anabel Campo Vidal
El año 2014 se cumplían 75 años de la llegada de miles de jóvenes republicanos a México, gracias al loable gesto del Presidente Lázaro Cárdenas y del cónsul mexicano en Marsella, Gilberto Robles. Él fue quien alertó al gobierno de su país de la dramática situación que el exilio español vivía en el Sur de Francia.
Después de cruzar los Pirineos a pie, huyendo de un país en llamas, los jóvenes republicanos caían en los campos de concentración de la Francia ocupada.
Cualquier exilio es desgarrador en innumerables sentidos, pero pocas veces se habla de la fractura emocional que causa entre sus protagonistas. Los exiliados españoles, además de perder la guerra y de ver morir uno a uno a muchos de sus compañeros, tuvieron que partir su vida en dos entre dos continentes. En aquel tiempo mucho más lejanos que ahora.
En muchos casos la premura por salvar la vida dividió en dos, historias de amor que tuvieron que someterse a un destino imprevisto. Muchas parejas, muchas familias no pudieron rehacer nunca sus vidas juntos.
Algunas familias, después de pasar por todas las penurias que impone el exilio, consiguieron reunirse en el México de los años 40. Amores rotos, amores recuperados, nuevas parejas que nacieron dejando atrás a la persona amada y a los hijos….Las guerras arrebatan todo tipo de cosas y en, muchos casos, el amor.
El 75 aniversario de la llegada de 25.000 refugiados españoles se celebró en México, en 2014, con exposiciones y diferentes eventos conmemorativos que recordaban este pedazo de historia.
Ese me pareció el mejor momento para contar el sufrimiento emocional, de la mano de sus protagonistas, en este caso de los hijos del exilio.
A través de los recuerdos de los descendientes de aquellos jóvenes republicanos Amor, desamor y exilio ha rescatado cuatro historias de vida de hombres y mujeres, que escaparon a América para salvar sus vidas y reinventarse. Cartas, fotografías, testimonios sonoros y visuales, objetos significativos y distintos escenarios de la Ciudad de México y del lugar de partida, en diferentes rincones de España ilustran el testimonio de los descendientes de estos jóvenes que tuvieron que someterse a un destino incierto.
Mientras Europa languidecía, a causa de la Guerra Civil y de la Segunda Guerra Mundial, América resplandecía. México, que vivía unos años dorados en aquel momento, fue el escenario de estas vidas rotas.
Los españoles republicanos que huían de la Guerra Civil española fueron acogidos por el pueblo mexicano con respeto y afecto. Y ese respeto fue mutuo. En esos años nació un rico intercambio entre las dos culturas, que todavía puede apreciarse en el México de hoy.
Amor, desamor y exilio, trailler_SUB from anabel Campo Vidal on Vimeo.
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Y si en vez de llamarlos exiliados, que lo eran, les llamases de vez en cuando… refugiados, igual algunos podrían empatizar con más facilidad frente lo que està ocurriendo ante nuestros ojos.
En cuanto al contenido, una vez más loar a los pueblos acogedores, a la gente acogedora y atodos aquellos que, en el anonimato ayudaron a salvar tantes vidas.