Gil Toll
En 1968, los banqueros más importantes de la España de Franco compraron el periódico Informaciones para tener una voz pública con la que defender la libre empresa y combatir la idea de la nacionalización de la banca, que entonces circulaba en ámbitos tan poco sospechosos como ciertos círculos de opinión de la orden de los jesuitas.
Esa es la versión que defiende Pedro Crespo de Lara en el libro Informaciones, la década del cambio 1968-1978 publicado en 2008 por Ediciones Tantín. Entre los banqueros citados aparecen el presidente del Banco de Santander, Emilio Botín (padre del recientemente fallecido) y Alfonso Escámez, presidente del Banco Central.
Pedro Crespo de Lara tuvo una larga carrera como ejecutivo de la Asociación de Editores de España, la patronal de la prensa escrita tras dejar Informaciones. Pero antes de eso, Crespo fue secretario general del periódico, un cargo gerencial que le obligaba a dar cuentas al consejo de administración.
Cuenta en el libro un espeluznante encuentro con Alfonso Escámez que da la medida de la relación del periódico con sus dueños. Se quejaba el banquero de las pérdidas del periódico, que tenía en esos años un papel residual ante la fuerza de Pueblo y el prestigio de Madrid como diarios de tarde.
–¿Cuándo acabará esta sangría?
-No exagere usted, Alfonso. Lo que usted llama sangría está previsto en el plan horizonte 1974 que fue oportunamente discutido y aprobado. Y, si bien lo mira, el ser propietario de un periódico como Informaciones por el dinero que le cuesta, es más que rentable. Valore usted, simplemente a precio de publicidad, lo que dice diariamente el periódico en favor de sus objetivos como tal propietario y verá a lo que sale. Esto sin ponderar el inestimable valor de lo que no dice, así como de la disponibilidad de un órgano de información acreditado que leen diariamente los miembros del Gobierno, las cabezas pensantes y las élites del país. (p 202)
Víctor de la Serna III fue corresponsal del periódico en Washington y jefe de redacción. Su tío, Jesús de la Serna, era el director y su padre, Víctor de la Serna II, fue el presidente del consejo de administración. Desde esta fenomenal posición, Víctor de la Serna III comenta por correo electrónico:
Los periódicos no funcionan así. Ni Informaciones, ni El País. Pero todos sabemos quiénes son los propietarios de los periódicos y cuál es su línea editorial. Informaciones era el diario de la banca, y defendía al sector privado frente al enorme sector público de entonces.
El brutal alegato de Pedro Crespo lo escribió como responsable económico de un diario que contaba con una redacción que más tarde formaría la columna vertebral del diario El País, referente de la prensa nacida en la transición. Juan Luis Cebrián fue jefe de redacción de Informaciones y más tarde subdirector. Pero en ella también se encontraban sus futuros sucesores en la dirección de El País, Joaquín Estefanía y Jesús Ceberio. Estefanía ha comentado que su etapa en Informaciones fue en calidad de becario. También el director de aquel periódico, Jesús de la Serna, y su hijo Víctor tendrían cargos directivos en el nuevo. E igualmente fueron allí José María Izquierdo, José Luís Martín Prieto, Ángel Luis de la Calle, Julián Martínez, Marisa Flórez y Soledad Álvarez.

De izquierda a derecha, Félix Pacho Reyero, Juan Luis Cebrián, Guillermo Medina, Rafael Conte, Jesús de la Serna y Víctor de la Serna. La foto se tomó durante la preparación del libro de estilo de Informaciones.
Otros periodistas se dirigieron hacia TVE, como Jesús Hermida, que se convirtió en el corresponsal emblemático de la cadena en Washington. Hasta la jefatura de informativos de la televisión pública llegó Enric Sopena y, algo más tarde, María Antonia Iglesias.
Justino Sinova estuvo en Diario 16 y luego siguió a Pedro J. Ramírez a El Mundo. Allí también se encuentra actualmente Víctor de la Serna III. En ABC hizo su carrera de corresponsal en París Juan Pedro Quiñonero y como opinador independiente ha trabajado largamente Fernando Jáuregui.
Todos ellos trabajaron en Informaciones antes de su desaparición en 1982. La última etapa del periódico fue la protagonizada por el editor Sebastián Auger, principal accionista del Grupo Mundo de Barcelona. Auger accedió a la propiedad tras la retirada de los bancos, en 1978, y coincidió con la crisis de su propio emporio empresarial que terminaría con un dramático cierre.
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