Xavier Montanyà
El mes de febrero de 2015, TV3 emitía el documental “Xavier Vinader, periodista. Contra la guerra sucia” que dirigí conjuntamente con el realizador Àngel Leiro. Era una coproducción de TV3 y Antártida TV, con María Riba de jefa de producción. Unos días después, la editorial Pòrtic me propuso escribir un libro. La idea me gustó porque me permitiría explicar más de él, y del laberinto de las tramas negras en que se metió, desde los aspectos más duros a los más anecdóticos, pasando por los menos explicados.
A principios de los años 80, cuando estalló el Caso Vinader yo era estudiante de periodismo en la Universitat Autònoma de Barcelona. El trabajo de él y de los más críticos e insobornables de su generación era nuestro referente. Por la actitud que demostraban. Por lo que investigaban y publicaban. Por lo que nos enseñaban. Pasaron los años. Una entrevista, dos, tres, alguna comida, conversaciones y copas. Nos fuimos viendo, esporádicamente. Por trabajo. O porque sí.
Estos últimos cinco años tuvimos mucho trato. Con Àngel Leiro, el artífice del proyecto, batallábamos para intentar acabar y emitir el documental. A menudo contra molinos de viento. Valía la pena. Era el primero y el único que la televisión pública catalana le dedicaba en treinta años. Como el proceso fue muy lento y accidentado, nos dio tiempo a hacernos vecinos, compartir amistades, bromas, comidas, vinos, discusiones, libros, películas, confidencias, y muchas horas de charlas telefónicas. Creo recordar que un día, incluso, después de haber tomado algún whisky, cogimos una calle en dirección contraria con su furgoneta adaptada, y acabamos desembocando en un ridículo carril bici. Él ni se inmutaba. Se reía: Ay, ay, ay…! Ha, ha, ha…! Por el retrovisor yo veía como apuntaba al cielo con su dedo índice amenazador.
“El periodismo de investigación no se ha muerto, pero está en la UCI, con respiración asistida”, solía decir él. Con los años, su periodismo de investigación, el más arriesgado y combativo, se ha diluido casi del todo. Hay buenas iniciativas como La Directa, o Cafèambllet y Crític, por ejemplo, pero los medios tradicionales, sobre todo los grandes, de propaganda y karaoke, lo han abandonado. Cómo lo abandonaron a él. Otra virtud de la inmodélica transición.
Hay que investigar el hoy y el ayer. Hay que iluminar las zonas de sombra. Hay un gran desconocimiento de los aspectos más viles e intolerables del pasado. Este libro pretende hablar de él y de los agujeros negros de una época que los más jóvenes, y algunos no tan jóvenes, desconocen. La base es el documental. Parte del trabajo de investigación, entrevistas y documentación que, por obvias razones de síntesis, no aparece en el montaje definitivo. Además, he ampliado estos materiales con conocimientos fruto de otros trabajos que he hecho durante años en esta misma línea.
Cuando le comenté a Xavier la propuesta del libro le hizo ilusión. Yo me ponía a escribir ya y quedamos que nos veríamos pronto para comentar cosas y hacerle más preguntas. No fue posible. Murió de una neumonía semanas después, el 9 de abril del 2015.
Por el periodismo de investigación, contra la impunidad y el silencio, dedico estas páginas a Xavier Vinader y a los periodistas de su generación que lo arriesgaron todo investigando la extrema derecha y el terrorismo de estado. Ellos encarnan el mejor periodismo, el de Albert Camus: “Periodismo libre: lucidez, desobediencia, ironía y obstinación”.
http://www.grup62.cat/llibre-el-cas-vinader-202973.html
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