Artículo histórico

La gran tapadera de Lockerbie

Paul Foot

La vigilia del aniversario del desastre de Lockerbie, amigos y familiares desconsolados han recibido noticias sorprendentes y escandalosas.

El 80% del personal de la embajada estadounidense en Moscú que había reservado asientos en los vuelos de Pan Am con salida de Frankfort canceló sus reservas antes de que el desventurado vuelo 103 explotara sobre Lockerbie, con el resultado de la muerte de 270 pasajeros y la tripulación.

A diferencia de los pasajeros, el personal de la embajada de Moscú recibió el aviso de los servicios de espionaje sobre que se había planeado  un atentado terrorista contra un vuelo de Pan Am que iba a despegar de Frankfort.

El aviso lo pusieron en un tablero de anuncios de la embajada poco después del 5 de diciembre, cuando se dio por primera vez.

Las familias desconsoladas han tratado de averiguar por qué no supieron nunca de ello, y por qué el personal de la embajada de Moscú sí.

El señor Martin Cadman, cuyo hijo Bill, de treinta y dos años, destacado ingeniero de sonido, murió en Lockerbie, me habló de una delegación de familiares afectados que se habían reunido con el Departamento de Transporte en junio.

  • Nos recibió Chris Harris, director de seguridad de aviación –me dijo-. Harris nos contó que el aviso había sido un engaño. Le preguntamos cuándo lo habían desestimado como engaño y nos dijo que no lo podíamos saber.

“Después nos dijo que ela colocación de un aviso en la embajada de Moscú había sido un error.

“Le preguntamos: “¿Nos está diciendo en serio que algunos estadounidenses están vivos hoy porque alguien de la embajada de Moscú cometió un error al hacer público el aviso? ¿Está diciendo que hay 259 pasajeros muertos porque el gobierno británico no cometió el mismo error?”

“Dijo algo así como que era muy fácil criticar a toro pasado.

Los gobiernos británico y estadounidense no han dicho ni una palabra en ningún momento acerca del efecto que tuvo el aviso en el personal de la embajada.

El jueves pasado, el señor y la señora Cadman recibieron por correo un documento enviado por abogados estadounidenses de altas instancias que luchaban por obtener una compensación por las víctimas de Lockerbie.

“A pesar de los avisos de Helsinki y Toshiba –decía el documento- y lo que se sabía del 80% de los trabajadores de la embajada de Moscú había cancelado sus reservas en los vuelos de Pan Am con salida de Frankfort, el cuartel general de Pan Am decidió no declarar niveles de alerta

Que habrían requerido registrar el cien por cien de los equipajes.”

Pregunté al abogado que había escrito el documento exactamente cuántos trabajadores de la embajada habían cancelado el vuelo.

  • La información que tiene es altamente confidencial –me contestó- no debería poseerla. No puedo hacer más comentarios bajo ningún concepto.

En el fatal vuelo de Pan Am, en que murieron 259 pasajeros y 11 miembros de la tripulación, había 159 asientos libres.

Pan Am se niega a explicar la relación de estos datos con otros vuelos trasatlánticos de la Navidad del año pasado.

El número de pasajeros en sus vuelos es, según dicen, un secreto comercial.

El señor Cadman dice:

  • “En agosto recibimos una carta de la señora Thatcher en que nos pedía que aceptáramos su garantía de que el gobierno estaba haciendo cuanto podía “para encontrar a los responsables del atentado”.

Pero, para nosotros, la responsabilidad no es sólo de un terrorista no identificado.

El gobierno británico es responsable de la seguridad de la aviación en Gran Bretaña. Nos ha fallado a todos, y ahora se dedica a tapar su fracaso.”

Daily Mirror, 21 de diciembre de 1989

(traducido y transcrito en Basta de mentiras, de John Pilger, RBA 2005)

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