¿Qué idiota ha decretado que, a cada año que pasa, uno desea menos celebrar su cumpleaños? Para «Le Canard» ¡es exactamente lo contrario! No solamente no nos olvidamos por un instante de celebrar nuestro centenario, sino que, además, estamos dispuestos a hablar de ello. De entrada porque, como ustedes saben, «Le Canard» con sus dos nacimientos tiene derecho al menos a dos aniversarios. En estos tiempos nada gozosos no se puede negar ninguna oportunidad de festejo.
El 10 de septiembre, numerosos lectores y colegas nos felicitaron por nuestro feliz centenario. Se referían al 10 de septiembre de 1915, fecha de aparición del primer «Canard», que solamente voló durante cinco semanas. Les agradecimos su felicitación y les explicamos que «Le Canard» hizo la opción de celebrar su aniversario en la fecha de su segunda aparición, el 5 de julio de 1916. Son cien años día a día en el momento de entregar este numero «especial centenario».
Ustedes encontrarán, dentro de un suplemento de cuatro páginas, la reproducción a tamaño original del número 1, el centenario. Y, además, un divertido florilegio de los grandes momentos, de los temas más potentes y de la pequeña historia del «Canard» a través del siglo. Pero las fiestas no terminan aquí.
El número que están a punto de leer celebra la «verdadera» fecha de nacimiento bis. Pero como este aniversario coincide con el inicio de las vacaciones y es del todo imposible comprimir cien años de historia del «Canard» en cuatro páginas apretadas, celebraremos nuevamente nuestro aniversario a la vuelta de vacaciones. Será el 6 de octubre con la publicación de un bello y grueso libro de 650 páginas en éditions du Seuil.
Uno no celebra cada día los cien años, pero, ¡en el «Canard» nos gustan las fiestas! Los puristas, con la excusa de que el periódico interrumpió su publicación, por culpa de la guerra, durante cuatro años (lean la p. II del suplemento) hablan ya de una «verdadera» celebración del centenario en 2020. Y, si se tiene en cuenta el hecho que, tras sus inicios, nuestro periódico has estado peleado con las fechas y ha tropezado con las numeraciones, las oportunidades de añadir otras no faltarán.
Antes de su bicentenario, que empieza a acercarse, «Le Canard» puede darse el lujo de alardear de cabecera centenaria en buena salud y completamente independiente, y no vamos a dejar de festejarlo una y otra vez. Ni, sobre todo, olvidarnos de agradecer a nuestros queridos lectores, pues «Le Canard», sin su fidelidad semanal, no sería hoy centenario.
Cien (años) por ciento independientes
Toda modestia aparte, «Le Canard» es una excepción en la prensa francesa y mundial. No sólo por su edad centenaria, sino porque ningún periódico funciona como este.
«Le Canard» ha vivido un siglo sin aceptar un céntimo de la publicidad. De la misma forma, jamás ha pedido un céntimo de crédito a la banca. Un caso único en la prensa: los fundadores del Palmípedo han conseguido que su capital esté en manos exclusivamente de sus empleados y periodistas. Esto sigue siendo así hoy en día. El Volátil debe todos sus recursos, hoy como ayer, a la venta de ejemplares y a los abonos, es decir, a los lectores y a su fidelidad.
Cada año, las columnas del periódico «se enriquecen» con la publicación de todas las cuentas. Una obligación legal que ninguna de las grandes cabeceras de prensa nacional cumple, a excepciçon de «La Croix» del grupo Bayard. Los mismos periódicos que en sus editoriales exigen transparencia a los políticos se guardan muy bien de aplicar ese principio tan sano a sus propias empresas. Parafraseando una frase célebre, «la libertad de prensa empieza y acaba en la caja».
Con el fin de preservar mejor su independencia, «Le Canard» ha creado una reserva estatutaria en sus cuentas. Los accionistas -es decir, los empleados- no han recibido nunca ningún dividendo y los beneficios acumulados a lo largo de los años constituyen esta reserva.
Los lectores han podido beneficiarse de esta gestión racional. El precio del «Canard» no ha aumentado desde diciembre de 1991. En esa época, un ejemplar de «Le Monde», que ha renunciado a su independencia financiera al igual que «Liberation», costaba dos veces menos que el semanario satírico que aparece los miércoles. Hoy en día vale el doble.
En 2015, el último ejercicio conocido, Les Editions Maréchal-Le Canard enchaîné han facturado 24.500.000 euros, generando un beneficio de 2.258.000 euros y empleado a 30 periodistas, 9 dibujantes y 9 administrativos, sin contar con los numerosos colaboradores externos. La composición, la impresión y la distribución del periódico la realizan empresas externas. la venta media del semanario se eleva en 2015 a casi 400.000 ejemplares.
Le Canard echaîné, 6 de julio de 2016
traducción de Gil Toll
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