Comentario

Urgoiti y Busquets, semejanzas y diferencias de dos editores históricos

Gil Toll

Nicolás María de Urgoiti fue un ingeniero vasco que trabajó en el sector de la fabricación de papel y se convirtió en 1917 en el editor de El Sol y, más tarde, de La Voz.

Manuel Busquets fue un industrial catalán del sector petrolero que trabajó con tinta para imprentas y se convirtió en 1922 en el editor de El Liberal y Heraldo de Madrid.

Dos hombres de negocios de la periferia de la España de principios de siglo XX emprendieron la aventura editorial como actividad económica y una forma de contribuir a la modernización de un país que andaba retrasado respecto a sus vecinos europeos.

Urgoiti se consideraba cercano políticamente a Antonio Maura, el líder conservador  y jefe de gobierno en cinco ocasiones que pretendía llevar a cabo moderadas reformas en el marco de la Restauración borbónica.

Busquets era republicano por proximidad a los círculos federales de Barcelona, educado en Francia y con gran relación con los Estados Unidos a través de la Standard Oil, de la que era distribuidor en el país.

El intelectual de referencia próximo a Urgoiti fue José Ortega y Gasset, el pensador que pretendía influir en la sociedad con sus artículos de prensa e implicación en la política llegando a formar parte de las cortes constituyentes en 1931.

Busquets tuvo a Amadeu Hurtado como abogado, socio en el negocio periodístico y editorialista. Hurtado era íntimo de Niceto Alcalá Zamora y de Francesc Macià formando parte de su primer gobierno como consejero sin cartera.

Ante la proclamación de la dictadura de Primo de Rivera, El Sol de Urgoiti le dio la bienvenida con la esperanza de que un hombre fuerte pusiera orden en un sistema político anquilosado.

Heraldo de Madrid rechazó de inmediato la dictadura y pugnó duramente con la censura. Obtuvo éxitos periodísticos denunciando comportamientos autoritarios  de Primo de Rivera usando nombres de políticos extranjeros y situando la acción en otros países.

El descrédito de la monarquía en 1930 por su afición dictatorial fue retratado por Ortega y Gasset en su artículo «El error Berenguer» en el que se criticaba la formación del gobierno de Dámaso Berenguer y se remataba con el latinajo  Delenda est Monarchia (la monarquía está acabada).

En noviembre de 1930, Heraldo de Madrid fue suspendido de circulación por el gobierno durante 5 días por un artículo crítico de Juan Sánchez-Rivera, un hecho recogido como muestra de inestabilidad política por The New York Times en su edición del día 21.

El Sol era un periódico elitista que tenía escasas ventas y vivía de los mejores resultados del vespertino La Voz y de la financiación de La papelera española, la empresa creada por Urgoiti.

Heraldo de Madrid iba como un tiro en 1930 alcanzando una tirada de 160.000 ejemplares. Era un periódico popular de tarde que formaba tándem con El Liberal, periódico matutino de mayor poso intelectual. Ambos eran de la Sociedad Editora Universal de los Busquets, que también poseían periódicos en Sevilla, Granada y Murcia.

En 1931 se produjo un cambio de accionistas de ideas más conservadoras y monárquicas en La papelera española, que dejó en minoría a Urgoiti. Este acabó saliendo de la sociedad y de El Sol, que inició una etapa de inestabilidad que se alargó hasta 1936.

La Sociedad Editora Universal de los hermanos Manuel y Juan Busquets se mantuvo estable y en crecimiento durante los años republicanos. En 1935, Heraldo de Madrid llegó a tirar 500.000 ejemplares en un ambiente político de gran tensión.

Nicolás María de Urgoiti emprendió la edición de Crisol, una revista que se convirtió en periódico, pero no obtuvo el éxito esperado. Urgoiti cayó en la depresión e ingresó en un sanatorio suizo del que no volvería a España definitivamente hasta 1939.

Durante la guerra civil, Heraldo de Madrid y El Liberal se continuaron editando por la misma empresa propietaria, con la intervención del comité obrero y de la censura gubernativa. Los hermanos Busquets se exiliaron en Francia tras ser amenazados de muerte por los anarquistas en Valencia.

En 1941, Urgoiti inició la redacción de unas memorias ya instalado en Madrid y recuperado de sus malestares mentales. El industrial había tomado muchas notas a lo largo de su vida conformando un igente caudal de información que se conserva en 160 cajas de documentos en los archivos de la Comunidad de Madrid.

Manuel Busquets y su hermano Juan fueron sometidos a un juicio de responsabilidades políticas mientras se encontraban en el exilio. Fueron condenados a pagar importantes multas, mientras la Central Papelera instaba la subasta del edificio sede de la Sociedad Editora Universal para resarcirse de las deudas de una empresa maniatada, pues sus activos habían sido incautados por Falange y con ellos Juan Pujol lanzó el periódico Madrid.

Nicolás María de Urgoiti murió en Madrid en 1951 y Manuel Busquets lo hizo en Canet de Mar en 1957.

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