Cazarabet conversa con Daniel Arasa
Daniel, ¿qué te ha hecho acercarte con este libro al mundo, muy particular por cierto, a los corresponsales extranjeros en la Guerra de España?
-El origen inmediato está en la tesis doctoral que hice sobre “La información y la propaganda en la batalla del Ebro”. Sobre esta batalla tenía especial interés, por motivos familiares y la proximidad de mi tierra de origen, y trabajé desde hace bastantes años. De otro lado, he seguido a fondo varios temas de la Guerra Civil, como la propia batalla del Ebro, los medios de comunicación en la guerra, y la persecución religiosa. En este último aspecto también los católicos que siguieron a favor del bando republicano.
-¿Qué características comunes tuvieron, que denominador común atesoraron, estos corresponsales extranjeros?
-Entre ellos hay una gran variedad. Desde el profesional que se lo plantea como una tarea informativa hasta el que acude a España impulsado esencialmente por su espíritu y convicciones revolucionarias. Además, muchos periodistas tuvieron lo que hoy en día denominamos “síndrome de Estocolmo”, identificarse con el bando en que estaban incluso si inicialmente se sentían contrarios a él.
-Dejas ya muy claro en las primeras páginas que no brillaban, por decirlo de alguna manera, por su objetividad, dado que los corresponsales digamos “de izquierdas” se iban a cubrir las noticias en la trinchera que defendía la República, y los “de derechas” se iban del lado de los sublevados, pero de eso a exagerar noticias, magnificar acontecimientos o inventarse cosas… hay un buen trecho. Explícanos por favor…
-Es bien sabido que en las guerras la primera víctima es la verdad. Toda la información se convierte en propaganda. Y en una guerra como la española, una guerra civil, aún más. Pero, además, aunque digas cosas que son verdad si das solo una parte de la realidad y ocultas otra ya estás falsificándola. Y, si a ello unes que las fuentes de información que tienes claramente manipulan, vas aumentando el error de lo que trasmites. Y si le sumas que muchos de los periodistas eran claros militantes en favor del bando en el que estaban llegas a la conclusión de que la manipulación es importante. Eran suficientes ingredientes de deformación. No hacía falta inventar mucho.
-¿Qué diferencias impone la Guerra de España respecto a otras contiendas en el tratamiento de las noticias que depara la guerra?
-La Guerra Civil española es tan compleja que parece inacabable estudiarla. No fue una guerra civil más, sino que en ella se mezclaban, constituyendo un mix muy complicado, aspectos sociales, políticos, religiosos y territoriales. Súmenle a ello tensiones ancestrales, injusticias históricas y, a menudo, rencores y enfrentamientos personales. Era a la vez una guerra, una revolución, y una o varias contrarrevoluciones. Además de los complicados aspectos internos españoles se libraba una lucha entre las ideologías enfrentadas a nivel mundial en aquel momento.
Hay que tener cuenta también que las guerras civiles dejan heridas más profundas que las que se producen en conflictos entre países diferentes.
-Fueron tiempos de dar un paso adelante por parte de los corresponsales que competían entre ellos por una entrevista, un primer plano, en el mejor lugar de la vanguardia en la trinchera.
-En realidad, los periodistas casi en ningún momento estuvieron en las trincheras. En el libro se destina una gran parte a la batalla del Ebro y la actuación de los corresponsales en ella. Los del bando republicano informaban desde Barcelona, residiendo el hotel Majestic. No tenían más información que la que les “vendían” los responsables republicanos.
Tampoco los del bando nacional estaban en las trincheras. En el caso del Ebro una parte estaban en Zaragoza. Otros, sí, más cercanos al frente, pero tampoco en primera línea. Estaban cerca de los puestos de mando en Gandesa, el Coll del Moro, Caspe o Alcañiz. Tampoco estaban en el frente, pero sí más cerca de él.
-Por ejemplo, Hemingway llevó algunas de estas consideraciones a un plano como superior… Era una persona, a mi parecer, con grandes inseguridades, tímido y que para “salvar” todo esto se exponía en exceso, se exhibía, sobreactuaba, iba más allá de lo asumible y requería como más dosis de adrenalina… En resumidas cuentas, que caía en uno de los errores principales en los que se cae aún hoy, que el periodista quiere y se convierte más en noticia que la propia noticia. Coméntenos…
-Haces una auténtica disección psicológica del personaje. Como el lector podrá ver en el libro, el amplio capítulo dedicado a Hemingway se titula “El controvertido y mitificado Hemingway pasó dos períodos en el Ebro”. Evidentemente Hemingway es una figura que levanta pasiones tanto a favor como en contra, y es muy interesante lo que planteas. Era una persona ansiosa de protagonismo, también es verdad, como hoy en día no pocos periodistas., sobre todo en el mundo audiovisual. Hemingway fue un saco grande de virtudes y de defectos. Pero no podemos olvidar que corrió riesgos, se acercó al frente y por su labor despertó mucho interés por la guerra de España en los Estados Unidos.
-Claramente John Dos Passos era su antítesis, tanto que vinieron siendo amigos para la realización de un film documental. Entre otras muchas cosas el “affaire Robles” les alejó hasta la enemistad.
-Aunque aparece en el libro su conflicto con Hemingway, no he estudiado a fondo la figura de John Dos Passos. Lo que sí es claro es que Hemingway cedió tanto ante los comunistas que justificaba todo lo que estos hacían. Los agentes comunistas secuestraron y eliminaron a Robles, amigo de John Dos Passos. Por ello éste se enemistó con Hemingway. Dos Passos actuó de forma adecuada.
-¿Cómo definirías en esta contienda el papel de esta especie de ‘sub tribu’ dentro de la ‘tribu’ de corresponsales de guerra de los fotoperiodistas…? Desde mi humilde punto de vista creo que es en esta contienda cuando se produce un antes y un después…
-Tienes toda la razón. Al igual que fue la primera guerra de la historia en que la radio tiene un papel fundamental en la propaganda, también es la primera en que el fotoperiodismo bélico tiene importancia.
Acuden a España una serie de importantísimos fotoperiodistas, como Robert Capa, David Seymour, Henri Cartier-Bresson, Gerda Taro y muchos más, aparte de los propios españoles.
Además de la audacia de los fotorreporteros tener en cuenta dos aspectos técnicos fundamentales: hacía poco se había diseñado y producido la máquina de fotos “Leica”, muy buena, que sería la que utilizarían todos ellos. Y también, en 1935, la invención de la telefoto, que permitía la transmisión de las fotos a distancia.
No quiero apartarme del tema, pero también te diré que muchas fotos de la guerra que hemos dado como auténticas en realidad eran montajes, recreaciones a posteriori.
-¿Qué lecciones, en lo positivo, crees que sacó al final de esta contienda el oficio de corresponsal de guerra (con ello incluyo a los fotoperiodistas y a los escritores que escribieron de esta contienda visitándonos)?
-Las lecciones son muchas. En primer lugar, por defecto, es aprender que nunca hay buen periodismo de información sin un intento y compromiso a fondo de imparcialidad.
Se aprendió cómo trabajar en conflictos. Mejorar las técnicas de comunicación, envío de fotos, trabajo en equipo de los periodistas, aprender formas de saltarse la censura o buscar caminos alternativos para obtener información. Pocos recurrieron a todo ello, pero al menos algunos se dieron cuenta que había que intentar buscar otras fórmulas que fueran más allá de reproducir el parte oficial.
-¿Cómo actuaron las agencias que por aquel entonces ya eran parte importantísima en el universo periodístico?
-El papel de las agencias fue fundamental. Con el inconveniente del “silencio”, en el sentido de que el periodista del periódico “firma” y el de agencia no. Muchas veces las noticias de agencia son la base de toda la información pero nadie cita el origen, ni siquiera el nombre de la agencia.
En el caso de la guerra de España le citaré solo dos ejemplos. La prensa francesa fue la que más información dio del conflicto español de todo el mundo occidental democrático. Más que Gran Bretaña o los Estados Unidos. Sin embargo, los periódicos franceses destacaron pocos corresponsales y casi toda la información publicada fue de la AgenciaHavas, la predecesora de la actual Agence France Press.
Y, otro ejemplo, el bombardeo de Guernica por los aviones alemanes aparece en todas partes como difundido a nivel mundial por el periodista George Steer, de “The Times”. Y lo dio, es cierto. Pero iba junto con otro periodista, Christopher Holme, de la agencia “Reuters”. Los dos dieron la misma información y la de Holme se publicó entera o parcialmente en muchos más medios. Pero resulta que todos reconocen a Steer y nadie a Home. Por la simple razón de que éste último no firmaba,
-Daniel, ¿qué se dejó por el camino el periodismo y su práctica en esta contienda? ¿Y qué se ganó?
-Dejó por el camino la imparcialidad. Si se ha aprendido la lección por parte de otros periodistas de la posteridad, ya es una gran ganancia.
-Los corresponsales extranjeros, ¿en qué se diferenciaban de los de aquí en el tratamiento de la noticia, en el enfoque, en la manera de acercarse a la misma, en la manera de contarla…?
-Es evidente que siendo tantos los corresponsales no se puede establecer al ciento por ciento una norma general. Pero sí afirmo que, desgraciadamente, en conjunto los corresponsales extranjeros no se diferenciaron gran cosa de los españoles. Estos adoptaban y defendían la línea del bando en que estaban, pero puede considerarse normal. Sin embargo, la mayoría de los extranjeros hacían exactamente lo mismo. A ellos se les podía exigir más en este aspecto. También es cierto que la mayor parte de periódicos extranjeros tomaron partido en favor de uno u otro contendiente.
-¿Cómo y de qué manera se acercaron los corresponsales extranjeros a unidades extranjeras, por ejemplo tropas del ejército italiano y del alemán que vinieron a ayudar a los sublevados, con Franco a la cabeza? ¿Y las Brigadas Internacionales? ¿Cuáles fueron más accesibles?
-Parte de los corresponsales extranjeros venían para informar de manera especial de las tropas de su país. El caso más definido es el de los italianos. Buena parte de ellos iban “incrustados” –ahora se llama “embebed”- en las unidades militares italianas. No fue así en el caso de los alemanes, que no informaban de la actuación de la Legión Cóndor. En el bando republicano hubo una priorización grande de la información sobre las Brigadas Internacionales. Así, por ejemplo, no había corresponsal que no entrevistara a brigadistas de su país, para la prensa respectiva.
En conjunto, hay una mayor accesibilidad de los corresponsales a las autoridades republicanas que en el bando franquista, pero tampoco hay que pensar que les dieran mejor información, al contrario. Como este bando perdía, “mentían” a tope.
-¿Cómo ha sido el proceso de documentación, amigo Arasa, para la realización de este libro, porque me da que ha sido apasionante…? ¿Y la metodología de trabajo?
-La base del libro está en una tesis doctoral muy extensa que hice sobre “La información y la propaganda en la batalla del Ebro”. Entre las fuentes estaban diversos archivos españoles y extranjeros y algunos testimonios personales, pero el núcleo básico han sido las hemerotecas. Revisar miles de ejemplares de periódicos publicados a lo largo de los casi cuatro meses que duró aquella batalla, más los de las etapas inmediatamente anterior y posterior.
Sobre los corresponsales lo más importante ha sido buscar y analizar sus crónicas, sumado a referencias sobre su actividad y vida personal y profesional.
-Conociéndote como te conozco te preguntaría ¿qué tienes en mente? Y si nos puedes poner sobre la pista de algún trabajo en el que estés sumergido.
-Eres perspicaz y sabes por dónde van los tiros. Te anticipo un nuevo libro, porque ya está hecho y saldrá dentro de unos meses: de la misma forma que el libro “De Hemingway a Barzini (Corresponsales extranjeros en la Guerra Civil)” está dedicado a los corresponsales extranjeros en aquella batalla, el nuevo libro será la explicación que daba la prensa española. Evidentemente, expuesto de forma más detallada que la extranjera, periódico por periódico.
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